DIMENSIÓN PARA LA
Vida Consagrada
Los consagrados son aquellas personas, hombres y mujeres que sintiendo el llamado de Dios se consagran radicalmente a Él, abrazando los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia para prolongar la misma Misión de Jesús. Son hombres y mujeres que por su carisma propio hacen de sí mismos una entrega total para servir a la comunidad. Mediante ellos se vive el testimonio de los dones del cielo, por la consagración radical a Dios para amarlo sobre todas las cosas ( Cfr. Perfectae Caritatis 1 y 5; Puebla 739).
Objetivo específico
Promover en los consagrados y consagradas la unidad y se sumen al Plan Diocesano de Pastoral. Que los consagrados y consagradas se mantengan unidos al Plan Diocesano de Pastoral para generar comunión y participación en la Pastoral Diocesana, y así contribuir en la formación de una sociedad más justa y fraterna.
Prioridades
- Asistencia mensual a las reuniones de Vida Consagrada, para fortalecer la fraternidad, la integración y la formación.
- Dar testimonio de los consejos evangélicos; integran la vida, la oración, la contemplación y dan a la comunidad razón de su esperanza (Cfr. 1 Pe 3,15).
- Permanecer fieles al carisma fundacional, y desde ahí abrirse a una cada vez más fructuosa colaboración espiritual y pastoral que corresponda a las exigencias de la Diócesis y el Plan Diocesano de Pastoral. Ellos forman parte de la familia diocesana porque en ella tienen su residencia y, con el testimonio ejemplar de la propia vida y de su trabajo apostólico, le brindan una ayuda inestimable (Cfr. Vita Consecrata 49).
- Desde su carisma, sentirse parte viva de la comunidad diocesana, colaborando con los pastores en la actividad pastoral diocesana inspirada en el Plan Diocesano de Pastoral.
- Vivir una relación de diálogo, unidad fraterna y de caridad con el clero diocesano y las sociedades de vida apostólica.
- Director de la Dimensión